
Si bien los accidentes laborales siguen de cerca los ciclos económicos, los accidentes mortales disminuyen de forma constante desde 1990. Ambos con una excepción.
Comentábamos e ilustrábamos en el artículo del pasado lunes que en España los accidentes laborales siguen la evolución de los ciclos de la economía en los últimos 50 años: las dos crisis del petróleo, la mini crisis postolímpica de 1992 y la de 2007, de la que el aumento de accidentes laborales desde 2012 parece indicar que estamos superando. Nuestra previsión para 2015 es que sigan aumentando.
En el gráfico anterior, de los últimos 30 años, destacamos el año 1995, año de publicación de la LPRL y el año 2000, año en que se pusieron en marcha los “Planes de Actuación Preferente en empresas con mayor siniestralidad”, denominados a nivel autonómico como Planes de Choque, Planes de Actuación Preferente, Planes de Acciones Prioritarias, etc.
La novedad de Estos planes es que concentran los recursos públicos y las actividades de vigilancia y control sobre las empresas que presentan un elevado índice de accidentabilidad en los años inmediatamente anteriores. El resultado fue la considerable disminución del número de accidentes laborales a partir del año 2000.
Esta es la importante excepción del seguimiento de los accidentes laborales a los ciclos económicos.
Sin embargo, los accidentes mortales siguen una evolución muy distinta. Inician un descenso constante en el año 1990 que sólo se ve interrumpido de forma apreciable el año 1997 y también, aunque apenas se aprecia en el gráfico, en los años 2013 y 2014. Nuestra previsión para este año 2015 es que recuperen la línea descendente.
Debemos comentar que en este descenso que prevemos, no contabilizamos los 31 accidentes mortales de carácter laboral ocurridos en el 24 de marzo al estrellarse Vuelo 9525 de la compañía Germanwings. Como indicamos en el análisis de los accidentes mortales ocurridos hasta el mes de julio, las estadísticas de la evolución de los accidentes laborales deben ser una herramienta para conseguir un fin, no un fin en sí mismo. Por ello interesa saber en cuál o cuáles de las variables que incluyen se deben dedicar más esfuerzos para conseguir reducir accidentes laborales. Y es evidente que el accidente de Germanwings no entra en ninguna de las variables a considerar.
Los motivos de esta reducción constante de los accidentes mortales debemos buscarlos en la implantación de medidas preventivas, más básicas y más importantes que las que permitirían reducir los accidentes laborales en general, pero que sin duda se han implantado en los últimos 25 años. La mejora de la maquinaria y herramientas incide en esta reducción de accidentes, así como las mejoras en la seguridad activa y pasiva de los vehículos, no olvidemos que los accidentes de tráfico son los que han generado mayor número de muertos históricamente.
También sin duda, falta dar un paso importante en la implantación de otras medidas preventivas, quizá no tan básicas como las anteriores, pero sin duda necesarias para seguir reduciendo los accidentes mortales y para reducir también los accidentes graves y leves en el nuevo ciclo de prosperidad económica, en el que parece que acabamos de entrar, para no caer en errores anteriores que nos lleven a aumentar de nuevo la accidentabilidad laboral, como ha ocurrido en otros cambios de ciclo económico.
El INSHT ya nos advirtió en junio de 2009 (editorial del nº 53 de la revista Seguridad y Salud en el Trabajo) en el inicio del descenso de los accidentes laborales por efecto de la crisis:
“Aunque este marcado descenso debe alegrarnos por lo que representa de disminución de daños a la salud, tiene también que servirnos de advertencia: si la siniestralidad desciende mucho cuando se reduce la actividad económica, ello indica que, probablemente, nuestro sistema preventivo nacional no es todavía todo lo potente que sería de desear y, en consecuencia, cuando se supere la crisis y vuelva el crecimiento económico podríamos enfrentarnos a importantes aumentos de la siniestralidad.”
Parece claro que todavía estamos a tiempo de tomar nuevas medidas que eviten una nueva “crónica de una muerte anunciada”.
Notas metodológicas
Además del tema ya comentado de no contabilizar los accidentes mortales laborales del vuelo de Germanwings, también debemos comentar las siguientes.
Aunque hablemos de accidentes, todos los datos anteriores están referidos a la tasa de accidentabilidad, es decir, los accidentes en relación a la población ocupada de cada año.
La tasa de accidentabilidad (nº de accidentes por 100.000 ocupados) la calculamos sobre la media anual de ocupados de la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE. La llamamos “tasa” en lugar de “índice” por coherencia con el Informe sobre accidentes de tráfico que publica cada año el INSHT desde 2007. El INSHT utiliza dos fuentes para determinar el número de ocupados y para diferenciarlos denomina los datos obtenidos de dos formas distintas. Cuando utiliza el número de afiliados a la Seguridad Social les denomina “índice de incidencia” y cuando utiliza los ocupados de la EPA, les denomina “tasa de incidencia”.
La EPA actualiza sus datos cada 10 años, en relación con los censos decenales. En 2014 actualizó sus datos respecto al censo de 2011 hasta el año 2002. Los datos anteriores están referidos al censo de 2001. Consta en la web del INE que se procederá a actualizar datos anteriores. La diferencia de unos y otros datos es pequeña, pero hasta que no se produzca dicha actualización preferimos mostrar los datos en líneas separadas.
Enlace a los datos de la Encuesta de Población Activa
Enlace a los datos de accidentes laborales del MEYSS (desde 1999)
NOTA del 20 de junio de 2016.
En los datos definitivos de los AL-m de 2015 se registran 11 fallecimientos más que en los datos provisionales de este artículo. Ello conlleva que ese año el índice de incidencia aumente a niveles de 2014 y el índice de frecuencia aumente un 7,7% de 2012 a 2015.
Puedes consultar los datos definitivos de 2015 en este enlace.
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